viernes, 8 de abril de 2011

¿POR QUÉ NOSOTRAS LES ENTENDEMOS Y ELLOS NO NOS ENTIENDEN?

Eterna pregunta. ¿No os habéis parado a pensar que quizá hablamos idiomas diferentes? He leído el libro: Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus y después, en varias ocasiones, lo he vuelto a ojear. No es que sea mi "Biblia", pero si es cierto que, casualidad o no, la mayoría de las cosas que dice se corresponden con la realidad. ¿Por qué no nos entendemos? Según el libro, hablamos diferentes idiomas. Según yo, son unos zoquetes.

No, ahora en serio, nosotras entendemos de sentimientos, nos expresamos con sentimientos, hablamos de sentimientos, transmitimos sentimientos, y ellos no tienen ni la más mínima idea de como lidiar con ellos. Con suerte, algún hombre sí que es consciente de que los tiene. ¿Se debe quizá a que desde pequeño los hombres están educados de forma que expresar las emociones es algo malo? Recuerda cuantas veces escuchamos a nuestra madre decirle a nuestro hermano: los hombres no lloran.

¿Entonces cómo hablamos para entendernos con un hombre? ... Si alguna lo descubre, por favor, que me envíe un comentario. O mejor aún, un correo urgente, certificado. O mejor aún, que vaya a la tele y lo cuente, porque desde luego sería una primicia, un notición, quizá uno de los descubrimientos más importantes de toda la historia, el diccionario traductor hombre-mujer/mujer-hombre...

Porque si bien es cierto que el libro te ayuda a imaginar como funciona la mente de un hombre, por mucho que cuente al final que una vez ambos saben qué idioma habla el otro todo es un caminito de rosas la realidad es que no hay ni caminito de rosas, ni entendimiento, ni nada de nada. Porque, sencillamente, no nos vamos a entender jamás.

Y creedme, yo lo he intentado con diversas parejas y obviamente no funciona, pues de lo contrario no habría tenido que intentarlo con "diversas", sino que habría triunfado con la primera en lugar de fracasar con ella, y con la siguiente, y con la siguiente... La verdad es esta: los cuentecitos de princesas en los que la criada se viste de rosa y el príncipe se enamora de ella son una ficción, una trampa maquiavélica perpetrada por nuestras abuelas y continuada por nuestras madres que nos hacen creer que algún día seremos protagonistas de nuestro propio cuento y que al final comeremos perdices. La realidad es que si encuentras a alguien a quien puedes tolerarle los defectos, que no te molestan mucho sus virtudes y que en la medida de lo posible te acepta sin plantearte muchos problemas, quédate con ese porque otro mejor no hay. Es la ley de Murphy, cuando algo va bien, es que otra cosa está a punto de estropearse, así que más vale que nada vaya bien y que todo sea aceptable. La virtud está en el término medio. Pero qué bonitos son los cuentos de princesas... y todas ahí, besando sapos, a ver si alguno se convierte en príncipe...

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