martes, 27 de diciembre de 2011

ÚLTIMAMENTE...


Hace poco me volví maravillosa, el sueño hecho carne. Todos me lo dicen, y también todas. Tanto cariño me abruma. Resulta que aparecen hombres que jamás pudieron olvidarme, y mujeres que de repente compiten. Últimamente soy la reunión de innumerables virtudes y paseo mi perfección por doquier con elogiada humildad, despertando reacciones positivas allá donde voy. En los últimos tiempos me he vuelto increíble. El mundo exterior ya me está creando un altar para adorarme. El espejo me devuelve cada mañana mi adorable imagen y cada día no me queda más remedio que aceptar que soy una obra de arte, tanto por fuera como por dentro. Me quiero, porque me acepto, y lo cierto es que sí que tengo defectos, pero trato de que no sean ellos los que me definan. Refuerzo mis virtudes y corrijo mis defectos. Todo lo hago, como mínimo, de manera aceptable. Estoy ansiosa por que amanezca para empezar el nuevo día con toda la ilusión y esa alegría que me ha regalado la vida. Regalo sonrisas a todo el mundo, y los demás me devuelven la sonrisa. La vida es maravillosa.

Hace poco me volví invisible, el fracaso hecho carne. Todos me lo dicen, y también todas. Tanta crítica me abruma. Resulta que aparecen hombres que pasan frente a mí sin verme, y mujeres que de repente me miran por encima del hombro. Últimamente soy la reunión de innumerables defectos y paseo mi imperfección por doquier con patética vergüenza, despertando reacciones negativas allá donde voy. En los últimos tiempos me he vuelto invisible. El mundo exterior ya está construyendo un cercado para encerrarme. El espejo me devuelve cada mañana mi repulsiva imagen y cada día no me queda más remedio que aceptar que soy un auténtico desastre, tanto por fuera como por dentro. Me odio, porque no me acepto, y lo cierto es que sí que tengo virtudes, pero por más que lo intento no son ellas las que me definen. Sólo me veo defectos y no encuentro mis virtudes. Todo lo que hago, como mínimo, es un desastre. Estoy ansiosa porque anochezca y esconderme en mi cama, segura, a oscuras, con todo ese desánimo y esa tristeza con la que he sido condenada en vida. Esquivo la vista de todo el mundo y los demás no parecen verme. La vida es un sufrimiento.

Tú decides.

Yesenia Pineda.